Una historia trágica en las faldas del Himalaya
Finales del siglo IX, en las cordilleras del Himalaya, un grupo de casi seiscientas personas camina a más de 5000 metros de altura por un paraje helado y alejado de las rutas conocidas. Bajo la ladera se divisa un pequeño lago glaciar. Las condiciones son duras, el frío es extremo y avanzar por la nieve cuesta cada vez más, nadie en el grupo sospecha que en breves instantes una tremenda granizada acabará con todos ellos y que el pequeño lago que se encuentra a sus pies se conocerá años después como “el lago de los esqueletos”, siendo sus propios huesos los que darán nombre a este lejano lugar.
El lago Roopkund está situado en la India, en el estado de Uttarakand, muy cerca del Himalaya. En el año 1942 un guarda de la zona encontró a orillas del lago montones de huesos humanos, las primeras investigaciones que se realizaron apuntaban a que algún grupo nómada había muerto en el lugar por alguna epidemia, o quizás por alguna tormenta o alud de nieve, la primera datación de los huesos los situó entre los siglos XII y XV. En 2004 se realizó otra investigación más seria y con resultados mucho más certeros sobre lo que pasó allí siglos antes, se investigaron muchos cráneos y se encontraron en ellos unas peculiares fracturas que más tarde se relacionaron con impactos de granizo de un tamaño considerable. El frío que hace en la zona durante todo el año ayudó a conservar muchos restos en condiciones aceptables, incluso un cuerpo momificado casi intacto. Los estudios de adn concluyeron que existían dos tribus diferenciadas entre los fallecidos, unos más bajos y fuertes, posiblemente autóctonos y otros más altos, aunque emparentados también con los primeros.
Se calcula que los huesos de casi seiscientas personas descansan en las laderas, borde y fondo del lago y que todos murieron en un breve periodo de tiempo por la tormenta de granizo. Durante el paso de los años, los corrimientos y desprendimientos de nieve han ido deslizando los cadáveres hasta el lago, pero los expertos opinan que murieron en la parte más alta de la ladera. Durante la mayor parte del año, los restos están cubiertos por la nieve y el hielo y solo durante un breve periodo del año, durante el deshielo, se dejan ver los esqueletos diseminados por los alrededores.
Nadie sabe qué hacía un grupo tan numeroso de personas en un lugar como ese, de donde venían, ni hacia donde se dirigían, ya que en aquella época no había ninguna ruta conocida hacia Nepal en aquel lugar.
En la actualidad se celebra un culto en el lago que tiene lugar cada doce años, en el que los fieles se bañan en sus aguas y honran a los que allí perdieron la vida.
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