domingo, 18 de marzo de 2012

El misterio de Rennes-Le-Château


File:Rennes-le-Château2.jpg

Historia y comienzo del enigma

Sobre lo alto de una colina en el sudoeste de Francia, Rennes-le-Château es un lugar solitario, ardiente bajo el sol en verano y azotado por fríos vientos en invierno. Su situación dominante sobre el resto de la comarca es la única razón posible de que haya sido habitado desde la más remota antigüedad. Su castillo es mudo testigo de pasadas grandezas. La visión de las cumbres nevadas de los Pirineos la única compensación a las dificultades de vivir en lugar tan inaccesible. Incluso la moderna carretera se hace tediosa al ascender del valle a la cima. Vista de lejos, la población parece aislada del resto del mundo, un lugar olvidado por el tiempo. Impresión pronto disipada por los numerosos visitantes que remontan la cuesta animados por un único propósito: Descubrir su enigma, adentrarse en su secreto, y es que Rennes-le-Château ostenta el prestigio de ser el lugar más misterioso de Europa, escenario de acontecimientos extraños y siniestros, cuna de fabulosos tesoros y guardián del secreto más bien guardado de la historia.


El enigma de Rennes-le-Château se inicia en la época romana. Después de que los soldados del Emperador Tito saqueasen y destruyesen el Templo de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, el botín - el tesoro del Templo de Salomón - fue trasladado a Roma, donde permaneció durante más de tres siglos, hasta que el Imperio empezó a derrumbarse. En el año 410 los visigodos, acaudillados por Alarico, saquearon Roma, llevándose "El Tesoro del Templo". Dos años después desembarcaron en las costas meridionales de las Galias. La región de Rennes-le-Château les agradó, estableciéndose y fundando un reino permanente que no tardaría en saltar los Pirineos y extenderse por el norte de España. No sabemos si es cierto que el tesoro "El Arca de la alianza y las Tablas de la Ley de Moisés" llegó o no a las Galias, pero nunca más se supo de él. Y no se descarta que pudiera hallarse oculto en los alrededores de Rennes-le-Château. De hecho, no falta quien ha querido ver una relación entre el Arca y la población de Arques, no lejos de Rennes. 


torre renne lechateau

Tras la llegada de los visigodos a Rennes hubo dos siglos de relativa estabilidad, hasta que en el siglo VI llegaron procedentes del norte los merovingios, que extendieron su dominio sobre el reino visigodo. Estos invasores eran portadores de una cultura sofisticada y enterraban a sus soberanos con joyas y tesoros. Uno de estos reyes, Dagoberto II, se casó en Rennes-le-Château con la princesa visigoda Gizelle de Razas. Obvio es decir que la legendaria riqueza de los merovingios, bien documentada por la arqueología, ha dado pie a relatos de fabulosos tesoros aún por descubrir en la región de Rennes.

Considerando el magnetismo de dicha comarca para los tesoros de todas clases, no es sorprendente que en aquellos parajes se suponga oculta la joya más preciosa de la Cristiandad. Y por aventurado que parezca, es bastante posible que así sea, puesto que el Santo Grial pudo muy bien llegar a tales lugares en la forma que lo cuenta la leyenda: "En algún momento del siglo I, José de Arimatea y María Magdalena desembarcaron en el sur de Francia, trayendo consigo el llamado Grial, donde José de Arimatea recogió la preciosa sangre de Jesús Crucificado". 



rennes

Esto es plausible ya que por aquel entonces la Galia meridional servía a los emperadores romanos como lugar conveniente donde enviar a los desterrados. Entre los indeseables ilustres que en un momento u otro recalaron allí por haber perdido la gracia imperial figuran, tanto Herodes Antipas como Poncio Pilatos. Históricamente es posible que María Magdalena y José, en cuanto fieles seguidores de Jesús, emprendiesen el forzado viaje hacia las Galias. En el siglo I de nuestra era existían rutas permanentes de navegación mercante de lado a lado del Mediterráneo, que facilitaban los viajes al eludir las penosas rutas terrestres. Muchas familias judías se establecieron entonces en la comarca de Rennes-le-Château, y de acuerdo con una de las teorías, una más de las que integran el enigma de la región, cuando desembarcó María Magdalena lo hizo con un hijo de Jesús, estableciéndose así una dinastía mesiánica. Bajo este punto de vista el Santo Grial dejaría de ser un cáliz que recoge la sangre de Cristo para pasar a ser sinónimo de Gri–al o sea Sangre Real, que se identificaría con la genealogía de los descendientes de Jesus hasta nuestros días.

Montségur. Considerado "el Castillo del Grial" debido a la misteriosa huída 
de 4 caballeros que se evadieron durante el asedio 
llevándose consigo el más valioso tesoro cátaro: El Santo Grial




Sin embargo, la verdadera naturaleza del Grial, es un tema tan misterioso como los orígenes mismos de la leyenda. En la versión más antigua, el Grial es un objeto dorado, una piedra mágica; en otras posteriores es el Santo Cáliz utilizado durante la última cena de Jesús, o es el cáliz que uso José de Arimatea para recoger su sangre. Suponiendo que éstas hayan sido explicaciones derivadas, el Grial originario pudo ser casi cualquier cosa. Más adelante los aspectos caballerescos de la leyenda entraron a formar parte del ciclo Arturiano medieval que luego fueron ampliadas por el romanticismo. Estableciéndose una conexión caballeresca real que vincula el Santo Grial con los corrientemente llamados caballeros templarios.
 
Los Templarios formaban una orden monástica y militar, prestaban votos de castidad, pobreza y obediencia, y alcanzaron una gran popularidad e influencia después de la Primera Cruzada y la conquista de Jerusalén. Tenían su casa principal cerca del destruido Templo de Salomón en Jerusalén, emplazamiento que les fue concedido hacia 1120.

Algunos indicios sugieren que el grupo fundacional de nueve caballeros ya se había formado incluso antes de aparecer públicamente como Orden. Pasaron los primeros años sin que se acrecentasen mucho sus filas hasta que en 1135 -1140 comenzó su ascenso meteórico convirtiéndose en una fuerza política y económica de primera magnitud. Llegaron incluso a tener más poder que algunos reyes, y ése fue factor principal de su súbita y espantosa caída, que culminó en la disolución de la Orden y la dispersión de su fortuna y posesiones. Por sus pasados esplendores y por las experiencias que acumularon en el Próximo Oriente, sin embargo, quedó alrededor de ellos un aura permanente de misterio. Se decía que los Templarios habían dirigido excavaciones en el interior del monte del Templo, y todavía hoy se formulan conjeturas acerca de los motivos que tendrían para abrir túneles en tan sagrado lugar. Una de las teorías dice que encontraron un tesoro, el cual llevaron consigo cuando regresaron a Francia para ocultarlo en la región de Rennes-le-Château, y que tal tesoro no era otro sino el verdadero y santísimo Grial.


El comienzo del misterio



Pero todo esto no hubiera pasado de ser simples leyendas o especulaciones, si no hubiese sido por un descubrimiento excepcional ocurrido hace algo más de un siglo en la iglesia de Rennes-le-Château en donde, un sacerdote católico llamado François Bérenger Saunière, elevó a nuevas y vertiginosas alturas la leyenda de Rennes-le-Château como lugar de misterio y de tesoros ocultos.

François Bérenger Saunière

Nacido el 11 de abril de 1852 en la cercana aldea de Montazels, en 1879 recibió las órdenes sacerdotales. En 1885 fue destinado a la parroquia de Rennes-le-Château. Era un cura pobre, que mejoraba su alimentación con lo que pescaba y cazaba durante sus largas excursiones por la comarca. Sus dietarios, que se han conservado hasta la fecha, atestiguan un nivel de vida exiguo y raciones de hambre.

La parroquia consagrada a María Magdalena y escenario de las supuestas bodas de Dagoberto II con Gizelle de Razès, se hallaba en avanzado estado de ruina hacia finales del XIX. La última restauración databa del siglo XV. Todo eso cambió cuando el nuevo presbítero emprendió gracias a algunas pequeñas donaciones la restauración del altar. Al levantar el ara de las antiguas columnas que la sustentaban aparecieron varios documentos guardados en tubos de madera, de lo cual hubo testigos, porque Saunière contaba con la ayuda de seis obreros para los trabajos de la restauración, y dos de ellos aún vivían en 1958 y corroboran el descubrimiento de los manuscritos.
Para ello hay que volver los pasos sobre sus habitantes; en el año 679 es asesinado el último rey merovingio Dagoberto II quien había contraido matrimonio en la iglesia de Santa María Magdalena al rey le sobrevivió un hijo Sigisberto IV el cual fue escondido en Rennes Le Château y de ahí es en gran parte de donde se desprende el misterio que rodea el pueblo.

Cráneo Dagoberto II
Dagoberto_II



¿Cuál fue el descubrimiento del párroco? ¿Que pueden contener unos manuscritos para mudar de tal forma la vida de una persona y de un lugar? De hecho doscientos años antes podemos encontrar vestigios de secretos escondidos. Mucho se ha escrito sobre la presencia de una misteriosa tumba de piedra, en medio de la vegetación, en las cercanías de Rennes-le-Château, habiéndose sugerido que esa tumba es la misma que el famoso pintor francés Nicolas Poussin representó en una obra de 1647, Les Bergers d´Arcadie II, la más misteriosa de todas las suyas. En ella vemos a un grupo de pastores observados por una enigmática mujer y reunidos alrededor de una tumba, en uno de cuyos laterales se muestra la leyenda «Et in Arcadia ego». La pintura se encuentra en el Louvre y Saunière encargo copia de ella. El cuadro, el cura y los pergaminos se combinan para aumentar el secreto de Rennes-le-Château.

Les Bergers de l’Arcadie II de Nicolas Poussin.
 Cuya copia encargó el Rvdo. Saunière en su visita al Louvre de Paris 
y que según los expertos contiene las claves del misterio

Desde aquel momento, Saunière mudó de fortuna. El hallazgo de cuatro documentos supuestamente antiguos puso en marcha un encadenamiento de hechos cuyas consecuencias rebasaron con mucho el mero bienestar espiritual del párroco. Desde aquel momento manifestó una inmensa riqueza, un tren de vida lujoso, hizo frecuentes viajes, restauró la iglesia, se embarcó en nuevas construcciones y convirtió Rennes-le-Château en punto de reunión de nobles y destacados visitantes. 


La pericia de Saunière, con su no explicado acceso a una fabulosa fortuna y su repercusión en la tranquila vida aldeana de Rennes-le-Château, venían a confirmar las viejas historias sobre tesoros. De hecho los campesinos de la región tenían una explicación bien sencilla sobre la fortuna del párroco. Ningún enigma que descifrar: el nuevo cura se habría tropezado con una fuente de riqueza escondida por los antepasados. Pero el caso fue que mientras vivió, Saunière guardó silencio absoluto sobre el origen de sus fondos y se negó obstinadamente a revelar el secreto. Las especulaciones interminables a que dio lugar tal actitud se multiplicaron después del súbito fallecimiento de aquél. ¿Cómo pudo llevarse a cabo el rápido enriquecimiento de Saunière? ¿De donde provenía el dinero? ¿Qué contenían los misteriosos pergaminos?. ¿Tenían algo que ver con el misterioso secreto de los Cátaros, por el cual prefirieron ser quemados, muchos siglos atrás, en esta misma región? ¿Descubrió Saunière el tesoro escondido de los Templarios? Nunca lo reveló, pero dejó muchas pistas a su alrededor. Especialmente en su iglesia.

Después del descubrimiento de los pergaminos y durante varios años Saunière se dedicó a restaurar la iglesia añadiéndole decoraciones y detalles, figuras estrafalarias y tallas estrambóticas. Cualquier católico que entre en el lugar y desee persignarse encontrará que la pila del agua bendita está sustentada por un personaje bien conocido, aunque desde luego el que menos esperaría encontrar en tal lugar, "el diablo en persona". Por otro lado las estaciones del vía crucis, muy llamativas y desproporcionadas de tamaño difieren de los grabados de los vía crucis normales. Y por si esto fuera poco hizo colocar en el dintel de la puerta la siguiente inscripción "Terribilis est locus iste" Este lugar es terrible.


Las claves y curiosidades de Rennes-Le-Château


Pergaminos

Saunière halló cuatro o cinco pergaminos en unos tubos de madera sellados. Dos de ellos contenían genealogías relacionadas con la dinastía merovingia, los otros hablan de pasajes evangélicos. Uno se refiere a como iba Jesús con sus discípulos en sábado por unos sembrados, y ellos cortaron algunas espigas y las comieron. 





El otro cuenta la cena en Betania con Lázaro resucitado de entre los muertos, durante la cual María Magdalena ungió los pies de Jesús. La versión oficial de los pergaminos está exhibida a la vista del público en las paredes del museo Saunière en Rennes-le-Château.

Desde que las copias de los pergaminos fueron publicados - los originales permanecen ocultos - se ha intentado descifrarlos a partir de variadas aproximaciones. El Enigma Sagrado es posiblemente la obra mas leída sobre el tema y en ella, como en estudios posteriores, se enfatiza que el tesoro encontrado en el interior de la iglesia de María Magdalena, fue de naturaleza espiritual. Un secreto preservado a través de milenios, una herejía que atenta contra los fundamentos de la Iglesia y que perturba a todo cristiano comprometido: El cuerpo de Jesús permanece enterrado en un lugar cercano a Rennes-le-Château. Una versión señala que se exilió después de sobrevivir a la crucifixión mientras otra se inclina a que su cuerpo fue traído momificado por los templarios, y ambas que tuvo descendencia de su unión con Maria Magdalena. Y que su línea genealógica llega hasta hoy día. Si esto fuese cierto las leyendas sobre el Santo Grial adquirirían nuevos significados.

Mucho se ha escrito sobre el misterio de los Cátaros y Rennes-le-Château. Hoy sabemos que la fortuna de Saunière provenía de las donaciones de nobles y de sociedades secretas vinculadas al secreto. Un secreto que indiferentemente sea verdad o mentira, atrae a numerosos visitantes con ánimo de encontrar algo que quizás por su simplicidad permanece oculto a sus miradas pero abierto a sus corazones. Cierto o falso, verdad o mentira, forma parte de la historia de Rennes-le-Château. Algo que muy pronto todos podremos ver.



Misterios en la iglesia de Rennes-Le-Château


Terribilis est locus iste” (Este lugar es terrible) es la inscripción que da la bienvenida en la iglesia de Renne – Le-château, un presagio de lo que han de encontrar aquellos que ingresan esperando encontrar un sitio de recogimiento.
Referencia de "Terribilis est locus iste"
"Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones" (Mateo 21,13). Este lugar es terrible, es la casa de Dios y la puerta de los cielos (Génesis, 28,17) 



Para aquellos cuyos criterios y preceptos propios de la religión no le permiten aceptar nada más que la decoración clásica predominante en las iglesias católicas éste no es el lugar indicado a visitar y es que entrar a un santuario religioso donde quien le recibe es precisamente el diablo no es precisamente una buena idea.


asmodeo lechateau

Según la leyenda “El linaje cripto-merovingio se perpetuó en la sombra hasta nuestros días, de modo que el “Rey Perdido”, el “Gran Monarca” (pues este regio linaje tendría su origen en el vástago del propio Jesús tras su unión con Maria Magdalena, que fue llevada tras la crucifixión clandestinamente a la Galia donde se refugio, pues ya existían allí comunidades judías), está presente de incógnito entre nosotros. “Cuando llegue el momento, se manifestará”. Basados en este relato se arrastró hasta nuestros días la creencia de que allí estaba ubicada la tumba de María Magdalena así como la de su estirpe, entre los que se cuenta el Maestre de los Templarios Bertrand de Blanchefort, familia a la que pertenecia Marie de Hautpoul de Blanchefort, quien supuestamente poseía un gran secreto que había pasado de generación en generación y ella por no poseer heredero entrega el secreto a su confesor, Antoine Bigou a quien le encarga trasmitir dicho legado a alguien digno de confianza. Bigou esconde los documentos en los pilares del altar y coloca una misteriosa baldosa en la lápida de la marquesa el día 17 de enero de 1781.

marquesa blanchefort


 En el suelo de la iglesia está dibujado un tablero de ajedrez de 64 cuadrados orientado hacia los cuatro puntos cardinales.
Justo en la entrada se encuentra la estatua del diablo Asmoideo, sosteniendo la pila de agua bendita y sobre ella existe un grupo escultórico de cuatro ángeles donde puede leerse la frase que Constantino había visto en el cielo: "Con este signo le vencerás", que por supuesto está bajo la señal de la cruz.
Pero la frase real de Constantino era sólo: "Con este signo vencerás". Este añadido -le- al original ha alimentado muchas polémicas. 







¿Un hermano de Jesus? ¿Un hijo de Jesus?




Un dato significativo es que todas las estatuas en la iglesia miran hacia el suelo.
 -  En el lado derecho del altar la Virgen está sosteniendo un niño.
 -  En el izquierdo San José está sosteniendo otro niño. 




























Los dos niños a ambos lados del altar sugieren la idea de que Jesús tenía otro hermano o que uno es efectivamente Jesús y el otro su hijo y que, según la leyenda del Grial, su descendencia escapó de la masacre de Montsegur. 

Las estaciones del Vía crucis

En la iglesia de Rennes-le-Château algunas estaciones del Vía Crucis usan elementos e incluso escenas que difieren de las habituales, lo cual se interpreta como nuevas claves del misterio dejadas por Saunière.

Son lápidas muy llamativas, de tamaño desproporcionado con relación a las dimensiones no demasiado grandes del templo, y tal como han señalado algunos autores, difieren de los vía crucis habituales en detalles tales - imposibles de ignorar por un sacerdote - que indican una voluntaria intención críptica. Incluso, todo el Vía crucis está orientado en dirección contraria a la habitual. 

Estación II.
Un joven se arrodilla sobre un casco dorado y recoge un trozo de lanza. Jesús viste una túnica roja. Se observa una escalera orientada hacia el cielo. 



Estación VII -  Estación VIII
Un soldado franco aguanta la túnica roja de Jesús, mientras ante él hay una mujer con un velo de viuda y un niño envuelto en una tela escocesa de color azul. Los masones se hacen llamar: "el hijo de la viuda", del mismo modo que existen en la franco-masoneria el rito escocés y el grado azul.  



maria-magdalena



Estación XI.
Jesús está siendo clavado a la cruz. Un soldado le despoja de la túnica roja. El fondo es oscuro, como señalando la noche. Pero el evangelio señala que la oscuridad se produjo solo después de la muerte de Cristo.  



Estación XIV.
Esta no es precisamente la imagen de Jesús resucitado elevándose sobre el sepulcro. En cambio vemos a unos personajes que al amparo de la noche transportan el cuerpo sangrante de Jesús. -Obsérvese la herida en el lado izquierdo del cuerpo- Esta imagen suele interpretarse como lo que pudo suceder después de un simulado entierro: Algunas personas se llevan el cuerpo aún vivo de Jesús. 




Como es de suponer todo lo anterior teje todo un manto sobre los dogmas de este sacerdote y sobre todo lo que pudo haber encontrado allí, y que se vuelve aún más extraña cuando días antes de sufrir una apoplejía envía a su gobernanta a encargarle un ataúd y una lápida fechada, 17 de enero es el día de San Sulpicio que se relaciona con el seminario de Saint Sulpice, y también es la fecha grabada en la lápida diseñada por Bigou ¿acaso sus secretos estaban más allá del entedimiento? Puede ser por que ni el sacerdote encargado de darle los santos óleos pudo soportarlo y huyó de su habitación preso del pánico sin aceptar darle el sacramento y dicen que jamás pudo volver a sonreir. Finalmente muere el 22 de enero sin confesar, y la capilla ardiente se monta en la Torre Magdala, por donde empiezan a desfilar personas sin identificar que van arrancando una a una las borlas de la sotana del párroco, en un rito sin precedentes.

A su muerte la única persona que podría haber revelado la verdad con toda certeza
 seria su gobernanta, pero ella al igual que su amo murió de un apoplejía
 en 1953 llevando su secreto a la tumba.
tumba Saunière

¿La leyenda se convierte en realidad?

Nuevos descubrimientos realizados en Rennes-le-Château, que van a ser desvelados en el documental “Bloodline”, quizás confirmen la antigua hipótesis de que Jesús y María Magdalena tuvieron descendencia. ¿Qué secretos guardaba el abad Saunière? ¿Quién es la mujer hallada en la tumba descubierta? Parece ser que el investigador británico Ben Hammott, junto al director de cine Bruce Burgess y el productor René Barnett van a hacer público lo que tantos años llevan intentando desvelar. ¿Fue Francois Bérenguer Saunière el responsable de guardar el secreto de la descendencia de Jesús y María Magdalena en Europa?
Un documento inédito que de ser cierto, podría hacer tambalearse los cimientos del catolicismo.

 Rennes-Le-Château y Hammott

La afición de Hammott por Rennes comenzó tras ver un documental en que Henry Lincoln (coautor de El enigma sagrado), relataba los misterios de este lugar. Al poco tiempo decidió emprender su propia investigación y en 1999 realizó su primer viaje a este mágico pueblo. Tras el estudio e inspección de los murales y otros rincones del templo de Saunière, llegó a la conclusión de que algunos puntos indicaban un lugar en concreto de los aledaños. En este lugar encontró una cueva.
Aquí les dejo la traducción literal del mismo Hammott sobre lo que encontró en este lugar.

“Lo que sigue es una descripción breve de la tumba y cómo he descubierto su ubicación:
La tumba que se muestra en esta página fue descubierta por algunas de las pistas que Sauniere incrustó en los adornos de Rennes-le- Château y su iglesia dedicada a María Magdalena y que he podido descifrar. Por razones obvias, en este momento, no puedo entrar en los detalles de qué métodos utilicé o como llegué a esas pistas.
Las pistas me condujeron a una ubicación en la ladera circundante, y después de una búsqueda exhaustiva de muchas horas, finalmente, junto con mi hermano que me había acompañado en este viaje, encontremos la situación del lugar que estábamos buscando.
El sitio estaba bastante oculto y no lo encontremos hasta dar un segundo vistazo en el mismo lugar. Creo también que el sol estaba en un ángulo ideal para destacar la apertura, haciéndola más visible de lo que normalmente sería. Nos embargo una gran emoción ante la sensación de haber descubierto aquel lugar que tanto habíamos buscado, ante la posibilidad de que a pocos metros de nosotros se encontraba una tumba o tesoro realmente importante. Al encender nuestras linternas en la oscuridad me sentí un poco decepcionado al ver un conjunto de huellas en la tierra suave que cubre el suelo de la cueva. No parecían frescas sin embargo, pensé en el momento que quizás eran de Saunière. Después de aventurarnos más en el interior, encontré un pasillo que se adentraba unos veinte metros, otro pasaje pequeño y angosto se abría en un lateral y se curvaba al final impidiéndonos continuar por allí.
Volvimos a la apertura principal, y comencemos una búsqueda exhaustiva, buscando cualquier signo o marca, tallados en las paredes rocosas como señal de que Saunière había estado allí antes. Todos sabemos cómo le gustaba dejar su marca, pero no hubo nada; ni una sola marca en ningún lugar.
En punto más alto la cueva dejaba sitio suficiente para levantarse y fue aquí que encontré que no estábamos solos – un par de murciélagos había hecho de éste lugar su hogar. La gran parte del techo de la cueva era mucho más baja, y con pendientes y grandes protrusiones en muchos lugares. Esto significó que tuvimos que rastrear de manos y rodillas durante gran parte del tiempo y, a veces incluso arrastrarnos bajo las zonas más angostas para llegar a otras cavidades más grandes. Un par de horas y unos cuantos agujeros excavados más tarde, todavía no habíamos encontrado ningún tesoro ni nada de interés. Era hora de regresar y prestar un poco más de atención a la primera apertura que habíamos encontrado.
Arrastrándonos de nuevo lentamente, la luz de nuestras linternas iluminaron los techos que estaban plagados de arañas, algunas de ellas de un tamaño considerable. Esto me hizo acelerar bastante mi marcha porque odio las arañas. Cuando lleguemos de nuevo a la primera apertura, la que se curvaba al final, como era demasiado estrecha para nuestros tamaños, tuve que pensar algo para poder llegar allí con la cámara. Pensé que si querían ocultar algún tesoro en esa cueva, ese lugar sería bueno por estar oculto a la vista. Busqué una rama larga que terminaba en forma de gancho, con la intención de enganchar en ella la cámara de video y poder llegar hasta la curva de la apertura. Si allí había algo, la película de la cámara lo revelaría sin correr más riesgos de lo necesario y sin tener que volver a enfrentarme a otro nido de arañas aterradoras.
Mientras preparaba la rama para la operación, la cámara que estaba preparada y conectada para grabar a mis pies, de repente, desapareció.
Mirando sorprendido a mi alrededor me di cuenta de que había caído por un agujero. El hueco, sólo ligeramente mayor que la cámara, pasaba totalmente inadvertido. El hueco era largo y estrecho, mirando con la linterna veía la parte posterior de mi cámara pero estaba demasiado hondo para llegar a ella con mi brazo y era demasiado estrecho para mi cabeza. No todo se perdió, porque si la veía, sabía que podría recuperarla.
Con la ayuda de una pequeña cuerda y el palo ganchudo conseguí al final recuperarla y comprobé que todavía funcionaba. Ya se hacía tarde, y pensando que por aquel día ya habíamos explorado lo suficiente y también, imaginando por las huellas de pisadas que aquel lugar ya habría sido explorado por otras personas, con lo cual, de haber algo oculto, ya lo habrían encontrado, tapemos el agujero con una piedra para salvaguarda de los animales (idea de mi hermano) y regresemos dejando en paz a murciélagos y arañas.
Mi hermano y yo habíamos ido a Rennes en mi vieja caravana, allí regresemos y tras comer y descansar, algo sonó en los bajos y se averió misteriosamente. La caravana no podía repararse en Francia con lo que tenía que volver remolcada a Inglaterra. Esto significaba que teníamos que contratar un automóvil y permanecer en hoteles en el viaje de vuelta. Fue en uno de estos hoteles cuando decidí ver las secuencias que habíamos grabado ese día. Conecté la cámara a la televisión de mi habitación y cuando llegó a la parte donde la cámara cayó el agujero, vi las imágenes que se habían registrado; una tumba, un cuerpo completo envuelto en un sudario, algo que brillaba en la luz – pensé que tenía que ser oro – pero el objeto que más me extrañó de todo fue una gran Cruz de madera inclinada contra la pared. No se puede imaginar mi emoción al ver la tumba, había sido en el lugar adecuado después de todo, al final realmente las pistas dejadas en la iglesia por Saunière eran correctas y aunque la suerte había desempeñado un papel importante, siguiendo las pistas, había encontrado una tumba oculta en el paisaje de los alrededores de Rennes-le-Château.”

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Un año después, y con medios más sofisticados. El investigador pudo grabar con más detalle y calidad el cuerpo con el sudario con una cruz Templaria, un saco con una estrella de David, cofres y cajas con monedas y cálices, pergaminos y la gran cruz de madera.

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Parte de la bóveda había cedido destrozando parte de la cruz y algunos objetos más.
Según el investigador, la cueva es una cavidad natural con posteriores excavaciones artificiales donde los caballeros del Temple podrían haber escondido sus preciados tesoros de forma un tanto apresurada poco antes de su arresto y “¿disolución?” en el año 1307. El secreto de este enclave quedaría en manos de una familia local, pasando de generación en generación hasta que llegó a manos de Saunière, a través del pergamino del abad Bigou.
Según el investigador Nicolas Haywood, familias nobles como los De Blanchefor, los Aniorts, los De Nègre y los D´Hautpoul vigilaron el lugar hasta que la responsabilidad recayó sobre los sacerdotes. De ahí el estrecho vínculo que unió a Bigou, Saunière, Boudet y Gelis.
El derrumbamiento en la cueva se presume poco después de la muerte de Saunière e incluso se especula que su muerte se debió a que el abad hurtó algún objeto de ella. ¿Fue el derrumbamiento provocado a propósito para que no se volviesen a repetir los robos?
Algunos objetos parecen ser de finales del XIX; unas copas y un libro. “Es probable que en el pasado, cuando la entrada estaba abierta, la tumba recibiera la visita de personas que conocían su existencia y que utilizaran esas copas para realizar algún tipo de ceremonia. Parecen cálices religiosos procedentes de alguna iglesia. Sobre el libro, la portada está muy deteriorada y todavía no hay muchos datos al respecto, -apunta Hammott”. Sobre el sudario con la cruz templada, cree que no debe de ser muy antiguo, a lo sumo un siglo, y que fue llevado allí para sustituir a otro más antiguo.
Con un invento casero, Hammott logró extraer unos cabellos del cadáver que fueron posteriormente analizados en los laboratorios de la Universidad de Lakehead (Canadá). El ADN, aunque bastante deteriorado, arrojó el resultado de que es raro y originario del Oriente Próximo, pese a que no se pudo concluir con este estudio el sexo del cadáver, un primer estudio antropológico ha asegurado de que se trata de una mujer.

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Los descubrimientos de Hammott

Pese a lo sorprendente y enigmático del descubrimiento de la tumba, no se queda aquí la cosa. Hammott descubrió otros indicios en la iglesia de Rennes-le-Château que le condujeron a un escondrijo en el que halló cuatro botellas verdes cerradas con sellos pertenecientes a los siglos XIX o XX. En su interior encontró enigmáticos documentos escritos por el propio Saunière, tal y como confirmaron posteriores análisis caligráficos.
En las cartas Saunière revela la perturbadora confesión de ser el responsable de la muerte del abad Antoine Gelis, párroco del pueblo vecino de Coustassa. (¿Quizás Gelis se enteró de lo que se guardaba en Rennes y Saunière se lo quitó de en medio? Otro enigma más para engrandecer más, si cabe, todo el misterio que envuelve a este lugar).
En los documentos de las botellas, Saunière también hablaba de la existencia de una cueva, llamada Gruta de la Magdalena, donde podría estar guardado un baúl con los pergaminos del abad Bigou, la copa de Jesús y María y el recipiente de la unción.
Sillón del diablo
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Posición que tendría el demonio Asmodeo orginal sentado en la roca.
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Lugar al que mira el demonio y donde se encontró la primera botella.


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“Las botellas con los documentos fueron encontradas después de la tumba, cuando mis pesquisas arrojaron nuevas pistas que incluían el Sillón del Diablo, a la izquierda del Fleury Tableau de la iglesia de Saunière. Los documentos mencionan una tumba que parece no ser la que conocemos. Resultó fácil encontrar la primera botella. Estaba en un lugar obvio, tanto que era fácil ignorarlo, en el Sillón del Diablo en Rennes-les-Bains. La estatua del demonio Asmodeo que está en la iglesia de Saunière presenta cuatro ángulos elevados que me condujeron a la clave. Sé que otros llegaron a la misma conclusión, pero la descartaron por su obviedad, como yo mismo hice al principio, pero la pista no hacía más que volver a mi mente, hasta que la conecté con el signo que se forma al unir los cuatro dedos índices de los ángeles situados encima del Diablo con la rodilla de este. El resultado es un cuatro invertido. También averigüe que poniendo los índices de los ángeles uno tras otro se formaban dos ·emes·, tal vez las iniciales de María Magdalena. Pero, de ser así, ¿hacía que dirección debía dirigirme? La mano izquierda del ángel que está mirando a lo lejos era un indicio, pero también podían serlo el ángulo del pedestal y las líneas del suelo ajedrezado. Cuando posteriormente visité el lugar con mi colega Sandy Hamblett llevaba una foto del demonio original de Saunière y conseguimos localizar un lugar donde excavar. Encontré una piedra con una inscripción en la que figuraba el número 14 y las iniciales B. S. 

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La línea diagonal del cuatro termina en una flecha que indica una pequeña caverna, un pasadizo donde excavé y encontré la primera botella con el primer mensaje. La abrimos durante un congreso sobre Rennes que se realizó en Glastonbury (Reino Unido), porque Sandy y yo pensábamos que era importante abrirla en presencia de testigos, de manera que nadie pudiera acusarnos de alterar su contenido. El documento era un simple trozo de papel, amarilleado por el paso del tiempo, de 19×12 cm. Por las dos caras había información escrita con tinta roja. Recientemente, hemos datado el papel y la tinta y son anteriores a 1919”

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Mensajes embotellados

El contenido de las botellas ha dado un giro al enigma. “El primer mensaje tenía poquísimas palabras y algunos dibujos. Un primer grupo de términos franceses y latinos mezclados; ·Jerusalén·, ·Estoy aquí·, ·Sanctus·, ·Corpus·, ·Tumba·… que he llamado códice Jerusalén”. Este mensaje simplemente alude a las cosas que había que encontrar una vez fueran descifrados los indicios.
Y comenta también que la alusión a la tumba le hizo pensar “en el principio de su diario, fechado el 21 de septiembre de 1891:`cartas desde Granes, descubrimiento de una tumba, el atardecer, lluvia´ ¿Que tumba había descubierto Saunière?
Si las botellas de vino contenían pistas, la otra de menor tamaño contenía una llave, una llave antigua que  abría un baúl con el que dieron después. “Encontramos la botellita en un lugar entre la Roca Negra y el Château de Blanchefort. Seguíamos con dificultad las pistas de Saunière y no sabíamos cómo interpretar las palabras `Cista´y `Clavis´´. Antes de abrir la botella notamos que en su interior había algo de peso que tintineaba contra el vidrio. Teníamos la esperanza de que pudiera tratarse de una llave, y así fue”.

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Hammott, llave en mano, llegó hasta la gruta oscura que indicaban los mensajes. “La cavidad en la que encontramos el pequeño baúl nos fue revelada en la última parte del mensaje. Se encuentra tras el valle Couleurs y forma un ángulo de 22grados con la escalinata de la torreta de la Torre Magdala, que tiene 22 escalones y dos ventanas desde las cuales se divisa el lugar”.
En la cavidad hallaron también una copa de porcelana, un cuenco para unciones o unquentarioum, una treintena de monedas antiguas y una jarra de cristal con un pergamino enrollado.
Dataciones del baúl por especialistas han determinado que es del siglo XIII, en la superficie está representada una araña, símbolo de la familia D´Hautpoul, señores de Rennes descendientes de una estirpe de templarios. El pergamino de la jarra de cristal, tras examinarse con Carbono 14, parece datar de la mitad del siglo XV. Incluso la misma jarra es posiblemente el elemento más antiguo, pues se trata de un pequeño recipiente para ungüentos de un tipo de vidrio romano que imitaba el alabastro, datado entre los siglos I y II.

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Esta jarra parece ser que anteriormente estuvo oculta en el capitel del viejo balaustre de la iglesia. Allí la encontró Antoine Captier, organista de la iglesia en la época de Saunière. Captier le entregó el hallazgo al abad, y éste se lo confiscó, siendo la última vez que Captier viera la vasija. Se intuye que la vasija y el pergamino fueron puestos allí por el anterior párroco, Jean Bigou y que en el pergamino se indicaba la localización de alguna especie de secreto o tesoro, pues Saunière, tras apoderarse de esa información comenzó una serie de excavaciones clandestinas en el cementerio de la parroquia y, a partir de ese momento, acabaron sus penurias económicas.

El cofre

El baúl fue encontrado gracias a todos los indicios que Saunière dejó ocultos, lo cual no indica que fuera el mismo quien lo llevara hasta allí, pero sí que conocía su existencia.
El contenedor está lleno de trozos de papeles de libros usados por los encuadernadores. Saunière contrató un encuadernador para que se ocupara de los libros de su biblioteca, así que no es descabellado pensar que él y Marie Denarnaud utilizaron papeles sobrantes para rellenar el baúl.
Todos los elementos han sido estudiados por expertos. La copa es de una terracota de uso común entre el siglo I a.C. hasta el siglo I d.C. La jarra pertenece al primer siglo jerosalamita y se presume que en su día contuvo ungüentos o preciados perfumes. Las 30 monedas abarcan un período comprendido entre el año 100 a.C. y el siglo XII. Algunas eran de curso legal en Jerusalén en tiempos de Jesús y María Magdalena. Incluso una de ellas presenta una imagen de Cristo.

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Mucho se ha hablado sobre Rennes  Le Château, pero de confirmarse todo lo que se muestra en el documental Bloodline, sería sin duda el descubrimiento más importante y revolucionario sobre la estirpe Merovingia y el secreto templario. A día de hoy, Bloodline solo se ha estrenado en unos pocos países, la distribución es lenta, pero esperemos que a lo largo de este año sea traducido y distribuido por estos lares. Todo parece de una película de Indiana Jones, pero no olvidemos que la realidad suele superar la ficción en muchos casos y pese al escepticismo con el que podemos afrontar todos estos descubrimientos, es posible que en este caso estemos ante uno de los hallazgos más importantes de la historia.
No es muy normal que un lugar tan pequeño e insignificante como Rennes sea el epicentro de tantos enigmas históricos. Pero las apariencias engañan, aveces las grandes cosas vienen en paquetes pequeños.

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1 comentario:

  1. desde la fecha a la actualidad... ha transcurrido mucho tiempo... no hay nada nuevo??? yo vi este documental: https://www.youtube.com/watch?v=Kv00sYN4tKA y lo único nuevo son las cuatro botellas que encontró después con la revelación del asesinato... pero después no hay mas noticias...

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