miércoles, 14 de marzo de 2012

Sentado en compañía de un perro - Daniel Cabrera



Sus zapatos de cuero genuino.
Su traje de algodón importado.
Su rolex de oro que ilumina sus estatus.
Su costosa carrocería que transporta mentiras.

Veo aquel hombre comer cómo un cerdo,
Lástima que al cerdo que come, tuvo más dignidad
Que aquella humana porquería.

Licores europeos
Ocultan su alcoholismo de importancia de elite.
Costosas comidas
Ocultan su bulimia mental, más hambre, más salud social.

Veo sus rostros de miseria, de pena y mentiras.
Máscaras de alegría y conformidad, llevan por día.
Solo ven el sol en sus negocios y comerciales.
Las sombras de la realidad los cargan a la ruina.

Los miro, mientras me siento en el suelo
Al lado de un perro, que en por sus ojos veo
Que conoce más de la vida
Que aquellos felices embusteros.

Gigantes mansiones, para esconder sus dolores
Incansables mujeres, satisfacen su inseguridad.

Dinero.
Sexo.
Drogas.

Términos que no están en una película juvenil.
Si no, en la vida de los decentes impostores.

Sigo sentado en el piso
En compañía de un perro.
Un animal.
Un ser.
Un amigo.

Ricos hipócritas rodeados,
De envidia y egoísmos.

Quizás seas feliz (mentiroso)
Un millonario (sin alma)
Un afortunado (egoísta)
Un reconocido (fraude)
Un hombre importante (depresivo)
Un ser frío (Triste)

Vivirías tranquilo
Si no fuera por la ambición
Que no te deja dormir

Sigo sentado en el piso
En compañía de un perro.


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